VENEZUELA TIENE HAMBRE
Por: Odreman, Violeta.
El contexto actual en los ámbitos: político, social y económico del país, ha generado un estado de escasez de productos y alimentos que afecta a todos los estratos sociales. Al momento de adquirir los productos para cubrir los requerimientos básicos de nutrición y alimentación, el consumidor venezolano se encuentra ante dos de las realidades que enfrenta el país: desabastecimiento e inflación.
“Hoy 3 de abril va a nacer a nivel nacional los Comités Locales de Abastecimiento y Producción: los CLAP. 3 de abril, anótenlo. Comienza una revolución económica en el Sistema de Distribución de Alimentos del pueblo venezolano por la vía del Socialismo”.
Estas fueron las palabras del presidente venezolano, Nicolás Maduro, a través de una transmisión televisiva en el mes referido del pasado año 2016.
¿SOCIALISMO?
"Para el comunismo la apropiación y el consumo es colectivo, mientras que la propiedad en algunos casos sigue siendo privada. En el socialismo es al revés. En el socialismo, pese a que la propiedad se colectiviza, el consumo sigue siendo privado. Es decir, cada quien es libre de elegir lo que va a consumir de forma privada. Los CLAP parecen una estrategia que combina todo un entramado destinado a la colectivización, empezando por expropiaciones, regulaciones de precios, la intermediación del Estado en la asignación de divisas. Es decir, hay un entramado que intenta, si no colectivizar por la vía de la expropiación de la producción, es decir, apropiándose el Estado de los medios de producción, sí intentando regular y controlar la forma como se produce. Los CLAP van más allá, en mi opinión, en el sentido de que intentan controlar la distribución; no solo la producción. Así que, como en tantas otras cosas de los últimos años, hay aquí una raíz que pertenece al Socialismo del siglo XX, y por supuesto hay unos nuevos desarrollos que estaría pretendiendo el Socialismo del siglo XXI". John Magdaleno, Politólogo.
Asimismo el presidente, Nicolás Maduro, informó, el 12 de mayo de ese mismo año, a través de su programa En contacto con Maduro que para la fecha ya se habían constituido aproximadamente 9.294 CLAP y que estos tendrían el deber de distribuir bienes de tres tipos: alimentos, productos de higiene y medicamentos. Esto, de la mano con la articulación con: Unión Nacional de Mujeres (UnaMujer), Unidad de Batalla Bolívar-Chávez (Ubch), Frente Francisco de Miranda (FFM) y los distintos consejos comunales, voceros de calles y veredas de cada entidad.
Además, designó a Freddy Bernal como Jefe del Centro de Control de Mando de los CLAP a nivel nacional. Y aprobó un total de 8.400 millones de bolívares a los gobernadores de todo el país para impulsar el naciente sistema, sobre este monto, se creó un fondo especial de 10.000 millones de bolívares.
“(…) Los CLAP son la cura del bachaqueo y la corrupción, para llegar a una economía autosustentable, con fuerza propia, integrada, para satisfacer las necesidades del ser humano (…) una creación para aliviar la vida del pueblo y estabilizar la economía (…) Con los CLAP los productos llegarán al precio justo. En cambio en el capitalismo llegarían a precios que ellos fijen”. Afirmó el presidente en su programa.
“En el país existe mucho desabastecimiento, el porcentaje de escases de productos, bienes y servicios es muy alto. Hay muy poca producción y, por lo tanto, muy pocos productos llegan a todas las familias. La manera en la que el Gobierno creyó que podía solucionar esa problemática era a través de los CLAP, pero realmente esa medida no es suficiente para poder solucionar el desabastecimiento. Económicamente no soluciona el problema sino que crea más problemas. Realmente la solución sería aumentar la producción a nivel nacional, incentivar y crear el ambiente propicio para que las empresas produzcan e inviertan, es la manera en la que el país podrá solventar el problema alimentario que hay es reactivando el aparato productivo del país para poder aumentar la oferta y poder cubrir el exceso de demanda que existe”. David Da Silva. Economista.
Según el Ministerio de Alimentación, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción son: La nueva forma de organización popular encargada junto al Ministerio de Alimentación, de la distribución casa por casa de los productos regulados de primera necesidad, que además forman parte del Sistema Popular de Distribución de Alimentos con el objetivo de asegurar la entrega directa y segura a las comunidades.
En teoría la razón por la que se crearon estos comités es para que las propias comunidades abastezcan y distribuyan los alimentos que se consideran prioritarios a través de una entrega “casa por casa”. Y así evitar la reventa y contrabando de los rubros de primera necesidad.
LA REALIDAD
Tomando esto como caso de estudio, se realizó unaprofunda y exhaustiva inmersión en un barrio de La Guaira, en el estado Vargas, con la finalidad de investigar de qué va este sistema empleado por parte de las entidades gubernamentales como una medida para atender la problemática alimentaria en el país.
-(El nombre del barrio, que fue campo de estudio para llevar a cabo el trabajo investigativo, no será revelado, para garantizar la seguridad de las personas que allí habitan. Todos los nombres reales de los ciudadanos a los que este artículo se refiere y que son residentes de la zona fueron cambiados debido a la solicitud directa por parte de los entrevistados que nutren, a través de testimonios y declaraciones esta investigación, de resguardar sus identidades.)-
Escogimos esta zona ya que es un barrio que está bastante alejado de la ciudad, urbanizaciones y otras regiones con las que colinda, está dividido en ocho sectores cuya distribución geográfica, en ascenso, los hace más lejanos y de difícil acceso conforme se va llegando a ellos.
Los lugareños de la región deben subir dos cuadras caminando, en moto, jeep, o algún vehículo propio, para llegar al primer sector que da entrada al resto de ellos. Los autobuses de rutas locales no prestan servicios para dejarlos aunque sea en “la pata del barrio” como ellos mismos le llaman. A partir del sexto sector es prácticamente imposible que penetren los vehículos más allá de las motos, y, la única manera, es caminar.
En toda el área no existe ninguna otra forma de obtener los productos de primera necesidad o alimentos de ningún tipo, no hay quioscos, bodegas, pequeños negocios –suele ser un figura que se manifiesta en este tipo de lugares, pero curiosamente, no es el caso de este territorio- (así como tampoco hay establecimientos, ni siquiera de gestióngubernamental, para la adquisición de medicamentos).
Las personas dicen que anteriormente “cuando las cosas se encontraban” era que algunas de ellas obtenían productos y los revendían en sus propias casas, pero indican que ya es imposible que esto ocurra, pues si no tienen ni consiguen para comprar productos para ellos mismos, mucho menos para los demás.
Es por esto que resulta bastante interesante el estudio de una zona que dependa totalmente de “la bolsa” del CLAP para su sustento alimenticio. Se realizó un total de 32 entrevistas, abiertas y profundas, con la intención de realizar al menos cuatro por sector, sin contar con la que se realizó al propio comité encargado de la distribución de los alimentos en la barriada, lo que sumaría un total de 40 entrevistas.
La población total de los ocho sectores es de 360 familias según el censo realizado por el CLAP para determinar cuántas bolsas serán proporcionadas y cuántas familias serán beneficiadas por la distribución.
Pero, extraoficialmente, Ana María, de 50 años de edad,abogado residente de la zona, denuncia la corrupción en dicha distribución: “Aquí hay corrupción, esto del CLAP no es nada más que una estrategia, un chorro abierto más, por donde se está yendo un montón de dinero”. Alo que, en conjunto con un equipo de trabajo realizó un censo paralelo que arrojó que realmente, en suma, a lo largo de los ocho sectores, hacen vida únicamente 291 familias, y “no todas de la cantidad de personas que quieren hacer ver”, dijo.
Señala que, desde su perspectiva como ciudadana y habitante del lugar, el CLAP ha sido el peor vejamen que como sociedad les han dado, “juegan con nuestras vidas, juegan con la comida”.
EL TRASFONDO POLÍTICO
La más reciente encuesta de la empresa Datanálisis sobre la popularidad del presidente Maduro, presentada en diciembre de 2016, ubica el nivel de aceptación de su gestión en un 18%. Ante este panorama, el politólogo JhonMagdaleno expone que los CLAP forman parte de una estrategia política ulterior:
"El gobierno, en primer término, lo que busca es asegurar la distribución de productos de la cesta básica de forma directa a un porcentaje significativo de la población. Eso tiene ulteriormente una finalidad: intentar asegurar una base de respaldo, de apoyo mínimo para encarar las próximas coyunturas políticas y propiamente electorales a las que el gobierno estaría dispuesto a acudir. Básicamente las elecciones regionales, es decir, las de gobernadores y las de alcaldes, que involucran también las de consejos municipales y las elecciones de consejos legislativos estadales.
Podría inferirse una tercera finalidad, hipotéticamente, como por ejemplo garantizar cierta dependencia en el consumo de los ciudadanos respecto del Estado, es decir, dado que los productos regulados seguirán escaseando dependiendo de los aumentos de precio, y dado que precisamente la inflación en algunos casos hace inviable la adquisición de esos productos para algunos sectores de la sociedad, pues el gobierno estaría haciendo el papel de intermediador, es decir distribuyendo directamente estos productos. Así que por supuesto, la finalidad política ulterior es, por un lado, mayor control social -en este caso de la distribución y el consumo, ya no solo la producción-; por otro lado, asegurar una base de respaldo político para encarar coyunturas que pueden seguir en lo sucesivo -no solo electorales sino también coyunturas adversas: un clima de creciente conflictividad social, la amenaza de eventuales estallidos sociales-; y en tercer término, pienso que el gobierno lo que procura es asegurar cierto sometimiento, cierta dependencia de una parte importante de la poblacióna lo que el propio gobierno esté dispuesto a darle".
Por su parte, Kimberly de 23 años de edad, se muestra feliz y complacida ante la medida: “¡Ay a mí sí me encantan mis CLAP! Porque no tengo que salir a hacer colas ni nada. Con lo floja que soy yo, lo divino que es que la comida vengan hasta aquí y te la den a tu precio justo y que además te la pongan en la puerta de tu casa, la gente se queja mucho. Van pal cielo y van llorando”.
MIENTRAS TANTO, LAS FAMILIAS
“Meche”, así le dicen a Mercedes, se levanta muy temprano para ir a trabajar, ella representa el único sustento de su casa, tiene 3 hijos, uno de 6 años, otro de 3 años y el más pequeño de 9 meses. Tiene 25 años Es madre soltera, se separó del padre de sus hijos. Trabaja limpiando casas de lunes a domingo y dos veces a la semana, miércoles y viernes, plancha ropa a domicilio.
Cuando se le pregunta si se siente realmente beneficiada por la figura de los CLAP se muestra evidentemente insatisfecha:
-“No, a mí eso no me sirve, ¿tú sabes la cantidad de veces yo me he sentado a llorar, porque no tengo leche para mi niño, o que no tengo comida para ellos? ¿Y cómo hago? Yo no puedo comprarla al precio que la venden en la calle normal. Yo no tengo dinero para eso. Es que no alcanza el dinero no te alcanza para nada. Y si aquí no me la dan o no llega ¿cómo hago? Y para las veces que ha llegado la bolsa y como no estoy porque estoy trabajando, mi bolsa se desaparece, no me llega a mí y no sé quién se la queda. ¿Y mis niños? No comen, pero eso no le importa nadie, qué les va a estar importando nada”.
“En cuanto al problema del ingreso familiar la realidad es que no todas las familias tienen la posibilidad de recibir un buen trabajo que les alcance para cubrir sus necesidades en condiciones de mercado. Hay pocos productos y de los que consigues los precios son tan altos que con tu ingreso familiar no podrás adquirirlos. Al impulsar la producción se reduce la inflación y de esa forma se iría creando la posibilidad de que las familias venezolanas tengan acceso a los productos a un precio un poco más accesible.”, señala el economista David Da Silva.
“…EL BENDITO PERNIL”
El manejo de los productos del plato decembrino del pasado año 2016 por parte de los CLAP, también se convirtió en el foco de atención y sirvió para que los habitantes evaluaran el desempeño y funcionamiento de los mismos, sobre todo en las irregularidades que ocurren y representan una afección para sus bolsillos en cuanto a lo económico se refiere.
-“Bueno, déjame decirte que en diciembre todo fue un beta con el bendito pernil. Aquí la gente se agarro a coñazo en la cola, se amenazaron y demás. Aquí fue una locura pasó de todo. Ese pernil lo sacaron del puerto para que a según se vendiera a 850 bolívares por kilo. ¡Ah! Pero cuando llegaron aquí, nos lo clavaron a 1200. Y sé de otros lados donde lo vendieron a 1500. ¿Quién lo compra? Yo no lo pude comprar, la semana que llegó, estaba era pegao’. Les dije no mira que guárdamelo, déjame ver si entre hoy y el jueves hago una plata. Me dijeron no que no se puede. Bueno bórralo… no me guardes nada y listo, tampoco me iba a dar mala vida, pero uno ve como son las vainas, uno va viendo cómo es todo”. Jhorman, 40 años.
Thania, de 55 años de edad, mientras regaña a sus dos nietas pequeñas porque se le pierden de vista, muestra un anhelo por los tiempos pasados:
-“La verdad esto de los CLAP no beneficia a nadie, enseguida la comida se acaba, yo pienso que hay como unas “manos peludas” beneficiándose más bien, mientras el pueblo se muere de hambre, todo el tiempo las cuentas no cuadran, piden más dinero de la cuenta, que si para el transporte, que si para no sé qué. Mire yo le voy a decir algo, bueno era cuando uno agarraba sus cuatro lochas y se iba para su Maiquetía y compraba lo que a uno le diera su regalada gana con los reales que tenías, lo que podías y lo que querías” .
LA COMUNIDAD A CARGO DE LA COMUNIDAD
El concejal de Vargas, Miguel Malliotakis, señala como uno de los principales errores de este sistema de distribución el hecho de colocar en manos de las propias personas de una comunidad la responsabilidad de encargarse de la alimentación de otras personas que, a la par de ellos, allí residan, pues inevitablemente se propiciarán las posibilidades de que alguien sea dejado por fuera o se encuentren a la merced de cualquier conflicto vecinal o de otras índoles que puedan existir entre los ciudadanos.
-“La gente también es muy cómoda y falsa ¿sabes por qué? Porque mientras aquí hubo gente que habló claro y fue sincera y dijo cuando le preguntaron que cuánta gente vivían en sus casas. Bueno dijeron y ya. Pero vinieron unos malvivientes –por no llamarlos por su nombre- y empezaron a decir que en su casa viven seis personas y de verdad viven dos, que tienen niños y no tienen, entonces a esos les llegan dos, tres bolsas, y a uno que dijo la verdad como era te llega una y así. Esas preguntas, esa broma cuando vino la gente de la gobernación y la comuna y esa vaina a preguntar, eso no se hizo bien, las cosas no son así”. Kleiber, 29 años.
Malliotakis agregó que un fallo notable era una deficiencia en cuanto a la mala segmentación que fue aplicada para implementar este modelo de sistema de distribución. Una segmentación, un estudio social, profundo, exhaustivo y de precisión de cada uno de los casos, individuales, pareciera que no se cuenta con la capacidad humana para hacer un estudio que implique un levantamiento de datos tan amplio y tan importante.
“Mira yo realmente si acepto mi bolsa, pero es por qué aquí no tienes dónde comprar, ¿dónde compra uno? Y yo con esta edad no me puedo poner a estar haciendo colas, dos yeyos me dieron haciendo colas en Mercal y Pdval, se me subía la tensión, y dije: no bueno sí, me voy a venir a morir haciendo cola, ¿todo lo que yo me he partido ese lomo para llegar a vieja? Nada, prefiero morirme de hambre, porque una cosa es que uno reciba la bolsa y otra que de verdad te baste. Y si tan siquiera fuera eso, uno ve cómo hace, para en el tiempo cómo te digo administrarse pero es que no es nada más eso es que no son todos necesarios los productos que vienen en la fulana bolsa, dígame, nos meten latas de sardinas hasta decir basta y a un precio, que creen que uno es webón ¿será? Con el perdón de tu cara. No sé, tú dime… para comprar Sardina le digo al nieto mío que baje y me las busque… uno que tiene la playa aquí mismo”. Coromoto, 81 años.
El concejal, además, considera necesario que sean abiertos los procesos de “contraloría social” desde el mismo momento de la llegada de los productos que serán distribuidos hasta el momento de su distribución, ir más allá de la distribución y saber, averiguar qué pasa y a dónde va ese “excedente” del que tanto se queja el pueblo venezolano, en qué es invertido, quién se beneficia de esto. Y por último calificar a través de capacitaciones de recursos humanos a las personas encargadas de llevar los CLAP.
CADA CLAP QUE SEA REGISTRADO DEBERÁ SER CHAVISTA
“Todos los CLAP deben inscribirse en el PSUV con un nombre revolucionario, por ejemplo: CLAP patria fuerte; y todos sus miembros deben ser simpatizantes de las fuerzas chavistas”, dijo uno de los voceros de calle del propio CLAP encargado de la distribución alimentaria en el lugar, que,después de mostrarse desconfiados y de pedir que se mantuviera oculto el nombre bajo el que debieron inscribirse en el PSUV, ofrecieron, todos juntos, una entrevista muy breve, en la que aseguraron que son una fuerza unida, que trabajaba muy bien funcionando al servicio de la comunidad basados en una organización impecable, cumpliendo a cabalidad los tiempos establecidos para hacer llegar a las familias sus productos, y se atribuyeron el logro de haber erradicado por completo el bachaqueo en el barrio.
-“Si les preguntan a ellos, ellos son capaces de decirte que la bolsa llega todos los días (risas). Se supone, se supone, o bueno eso fue lo que nos dijeron cuando esto empezó, que te tenía que llegar la comida cada 15 días máximo. Y la verdad es otra. Aquí hemos pasado, 23 días, 30 días, mes, mes y medio y NADA. Y mientras se te acabó lo de la bolsa anterior no tienes comida… pero bueno ¡tenemos patria!, ¡jah! ¡Debe ser que con eso vamos a comer, lo que nos vamos es a terminar comiéndonos a nosotros mismos!Aquí todos ellos se están cogiendo un poco de reales, productos, y montándole un sobre precio a todo. Están comprados con bolsas de comida, y ellos se prestan. Yo mismo he visto como los que llevan el CLAP reciben una o dos bolsas más. ¿Y eso no es corrupción? Mientras que unos de vaínita que recibimos la que nos toca y eso cuando a ellos les da la gana. Yo empezaría por cambiar a toditos esos que son los primeros abusadores”. Yeisy, 29 años, refiriéndose a los voceros de calle del CLAP de la zona.
¿DE QUIÉN ES LA CULPA?
-“¿Aquí? lo que sobra es una armadera de “chanchullo” por todos lados. En noviembre no vinieron y dijeron “no miren que no llego el azúcar” y cuando vinimos a ver metieron los bultos de azúcar en una casa, los sacaron de los paquetes y los empezaron a revender como azúcar detallada. Y si le da la gana al Jefe Civil llama y dice “mira guárdame tres bultos de harina pan” o “no tal producto no me lo distribuyas” y no se distribuye. Y ojo no me lo dijo nadie, yo lo he visto, yo he estado. Además yo trabajaba con el jefe civil anterior y sé cómo es todo con él y con el mismo gobernador Jorge Luis García Carneiro, que bueno, ese es otro que es el primer corrupto y todos los demás de ahí pa´ abajo. Pero no vayas a poner mi nombre ahí. Mira que uno no sabe… esos son más malandros que los malandros”. Marlon, 36 años.
CONTROL SOCIAL
En el barrio se respira miedo, un ambiente hostil, de bajo nivel no únicamente socioeconómico sino también de instrucción educativa, altos índices de delincuencia, tráfico de drogas y prostitución.
Las personas temen expresarse, hablar, dar declaraciones, decir libremente sus pensamientos y sentimientos.
Un joven de, a lo sumo 25 años de edad, sentado en su moto, con un arma de fuego visible en su cintura, a pesar de tener una apariencia ruda y atemorizante, en el fondo, también esconde miedo en sus palabras.
-“No yo no voy a darle ninguna entrevista, los periodistas, son como los policías unos “sapos” y bueno… uno sabe lo que le pasa a los sapos. Aquí siempre es mejor no hablar mucho andar tranquilito, bajo perfil. Porque el que no se mete en peo, en peos no aparece. Esa es la ley de la calle. Así que dale por ahí, con cuidado”.
El Sociólogo Jorge Tricás explica que todas las dictaduras se manejan entorno al interés de ser percibidos por la sociedad de una manera “paternalista”, dadoras y sobre-protectoras, a pesar de reprimir. En el caso de los CLAP que están bañados de un tinte político tiene muchos trasfondos, pero el principal vendría siendo una forma de control social, es decir, quien te controla el estómago te controla la cabeza.
-“A mí no me gustan que me estén diciendo qué voy a comer y qué no. Qué les voy a dar a mis hijos y qué no. No me gustan las limitaciones. Porque prácticamente es así, yo siento eso una obligación es que te obligan tú no puedes elegir, es eso, es lo que está ahí en la bolsa y ya, lo tomas o lo dejas. A nadie le gusta vivir así de limitado, pero bueno no hay manera, eso es lo que hay”. Yrays, 31 años.
Agrega también el experto que se busca una lealtad irreflexiva, busca agradecimiento, yo te doy de comer y tú me debes, una hipoteca de lealtad a través del sometimiento, las dictaduras trabajan con dos armas: el terror, y la ideología.
-“Pero tú sabes… no te puedes quejar porque, si así no me llega a veces, imagínate si hablas paja o te quejas, te la quitan y ya, es capaz de que a uno le quiten la bolsa. Y entonces ahí sí te jodiste, bueno más jodidos de lo que ya estamos”. Gustavo 57 años.
En colas interminables frente a establecimientos comerciales y en esperas llenas de incertidumbre, la alimentación del venezolano depende cada vez menos de sí mismo, y cada vez más de la benevolencia del Estado.
Aquel "vivir viviendo" que el fallecido ex-presidente Hugo Chávez estableció como lema de misiones, se ha diluido entre el inducido conformismo del subsistir subsistiendo. Con lo que se tenga, como dirían en las calles de una comunidad, muestra de todo un país, que acusa que la corrupción toca todos los meses a su puerta para venderle la idea de que hay un futuro en Socialismo, mientras el presente se pierde entre el conteo de productos y la huída constante a la escasez.
"¡Llegó el camión!", y la corrupción también.
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