La satisfacción en el alma de un soñador que ¡por fin! Cumple su sueño. Ya se cumplieron dos años desde el día de mi acto de grado. En mi vida universitaria experimenté tantas cosas que intenté escribirlas, lo más resumidas posibles, pero no caben en este post. Lo pienso detenidamente y, quizá... no cabrían ni en un libro. Probablemente muchos vivieron cosas más intensas y difíciles, que yo, o no. No lo sé. Nunca he sido de comparaciones. Porque, la verdad es, que esta es mi historia. Una historia que abrazo, que aplaudo. Una historia que me conmueve a mí misma. Por eso, siempre que tengo la oportunidad la reconozco, y honro, solo para mí. Esta vez, quise compartirla con ustedes. Solo Dios sabe cuánto esfuerzo, sacrificio, alegrías, dolor, malos momentos, noches en vela, incertidumbres, trabas, apoyo, tropiezos, injusticias, dudas, Ángeles en el camino, luz, oscuridad, y buena estrella hay detrás de mi medalla. Gracias por leerme. Gracias por estar. Con amor, Ultra Violeta. Yo