Hoy no te voy a decir que el "control" lo vas a conseguir haciendo lo que todo el mundo te dice que está bien hacer, o lo que deberías hacer.
¿Sabes qué te diré? que el control no podrás conseguirlo, ni hoy, ni nunca. Porque el control es una ilusión. Y, esta realidad, este momento histórico, que atravesamos mundialmente nos está invitando a descubrirlo.
Afuera pasan cosas, y, no podemos hacer nada al respecto. Por terrible que sea, es lo que es.
Sin embargo, es dentro de nosotros en donde radica la vital diferencia. Ahí, pues, ahí también pasan algunas cosas incontrolables, ¡pero! totalmente manejables.
Con voluntad para observarte y escucharte, para buscar en ti, para entenderte y analizarte, descubrirás lo que esto tiene, por duro que parezca, y, sea, para dejarte como enseñanza de vida.
Tanto, si lo que quieres hacer durante estos días es abrir la nevera cuantas veces puedas, dormir, abandonarte, mantenerte en estados de ansiedad y pánico, llorar, no bañarte, pelear con quienes te rodean, detenerlo todo, sobre-consumir contenido fatalista y abrumarte con las noticias.
Como, si lo que quieres, en cambio, es entrenar, trabajar desde casa, meditar, nutrirte conscientemente, hacer TikToks, descansar, bailar, amar, disfrutar el tiempo en soledad, o abrazar como nunca antes la compañía.
Te diré que está bien.
Porque lo que elijas corresponderá a tus procesos y tiempos.
Porque, lo que elijas te estará mostrando mucho de lo que eres y llevas por dentro.
Mucho de lo pendiente por resolver. Muchas de tus incomodidades, frustraciones.
Igualmente, de lo que consideras aciertos, triunfos y bendiciones.
Muchos de tus motivos, sí, de tus motivos de felicidad, o infelicidad, de tus razones para agradecer o lamentarte.
Revelará ante ti, los porqués de las preguntas que, en el fondo, te cuestionas día tras día, y que, en medio de tanto ruido, evitación, y ocupaciones, posiblemente, -consciente o no-, de ello, decides no ver.
Te mostrará, también, cómo es que lo que tenías por "seguro", de pronto puede no serlo tanto.
Cómo con "mucho" no siempre puedes hacer siquiera "algo", y cómo, paradójicamente, con lo que era aparentemente "poco" puedes hacer y tener más que suficiente.
Cómo puedes extrañar hasta lo que parecía tan simple y cotidiano, cómo lo que quizá creíste prescindible, no "tan" importante, e insignificante, cobró color y valor ante ti, de nuevo.
Cómo la proximidad, la calidez de abrazar, besar, estrechar una mano, de compartir, reunirnos, vernos, te es necesario.
Porque te estás dando cuenta de que la fe, el amor, y la salud, representan lo verdaderamente sustancial en esta vida.
Al igual que la solidaridad, humanidad, empatía y preocupación por el bienestar de "los otros". De esos "otros" que resultaron no ser tan distintos a "los nuestros", ni a nosotros mismos, como creíamos.
Esto que estamos experimentando, sin duda, nos está tratando de dirigir a un camino hacia un nuevo nivel de aprendizaje y crecimiento.
La cuestión es, ¿entre controlar y crecer, qué vas a elegir? ¿Entre resistirte y aprender, qué vas a elegir?
Piénsalo bien...Tú escogiste tu casa.
Entonces, que la vida te imponga quedarte en ella, ¿te incomoda? ¿Te resulta una especie de "castigo"? ¿Te obstina?
¿Por qué? A caso, ¿no te gusta la casa que has elegido?
Y, antes de que me digas, (si es que es tu caso): "es que yo no elegí esto que está pasando y, menos cómo está pasando", "no elegí estar aquí, o así", "es que no estoy en mi casa/ esta no es mi casa".
Permíteme decirte que...
-Tú eres tu casa.
-Los pensamientos que rondan por tu mente son tu casa.
-Tu cuerpo, tu relación con él, tu consciencia sobre cómo lo tratas, nutres, juzgas aceptas, o amas, y, hasta, cómo le hablas, es decir...
-Tu verbo, también es tu casa.
-Los sentimientos que albergas en tu corazón son tu casa.
-Tu familia, tu "tribu" es tu casa.
-Tu pareja es tu casa.
-Tu "soledad", incluso, es tu casa.
-Tus acciones, son tu casa.
-Tus decisiones, todo lo que has elegido hasta ahora es tu casa.
El mundo en el que vives y todo lo que en el experimentas ha sido tu elección, es lo que has creado.
¿Qué pasó? ¿No te gusta?
Esta situación la estás atravesando en determinado contexto y en determinada forma porque es justo así cómo debe ser.
Tu casa es mucho más que un lugar. Mucho más que un punto específico en el mapa, que cuatro paredes y un techo, que un límite geográfico, o una nación. Tú casa es algo mucho más allá, algo más adentro, más profundo.
Durante la cuarentena, permítete dar tantas vueltas sean necesarias por tu casa. Permítete volver a la raíz, permítete quedarte en casa.
¿Sabes qué te diré? que el control no podrás conseguirlo, ni hoy, ni nunca. Porque el control es una ilusión. Y, esta realidad, este momento histórico, que atravesamos mundialmente nos está invitando a descubrirlo.
Afuera pasan cosas, y, no podemos hacer nada al respecto. Por terrible que sea, es lo que es.
Sin embargo, es dentro de nosotros en donde radica la vital diferencia. Ahí, pues, ahí también pasan algunas cosas incontrolables, ¡pero! totalmente manejables.
Con voluntad para observarte y escucharte, para buscar en ti, para entenderte y analizarte, descubrirás lo que esto tiene, por duro que parezca, y, sea, para dejarte como enseñanza de vida.
Tanto, si lo que quieres hacer durante estos días es abrir la nevera cuantas veces puedas, dormir, abandonarte, mantenerte en estados de ansiedad y pánico, llorar, no bañarte, pelear con quienes te rodean, detenerlo todo, sobre-consumir contenido fatalista y abrumarte con las noticias.
Como, si lo que quieres, en cambio, es entrenar, trabajar desde casa, meditar, nutrirte conscientemente, hacer TikToks, descansar, bailar, amar, disfrutar el tiempo en soledad, o abrazar como nunca antes la compañía.
Te diré que está bien.
Porque lo que elijas corresponderá a tus procesos y tiempos.
Porque, lo que elijas te estará mostrando mucho de lo que eres y llevas por dentro.
Mucho de lo pendiente por resolver. Muchas de tus incomodidades, frustraciones.
Igualmente, de lo que consideras aciertos, triunfos y bendiciones.
Muchos de tus motivos, sí, de tus motivos de felicidad, o infelicidad, de tus razones para agradecer o lamentarte.
Revelará ante ti, los porqués de las preguntas que, en el fondo, te cuestionas día tras día, y que, en medio de tanto ruido, evitación, y ocupaciones, posiblemente, -consciente o no-, de ello, decides no ver.
Te mostrará, también, cómo es que lo que tenías por "seguro", de pronto puede no serlo tanto.
Cómo con "mucho" no siempre puedes hacer siquiera "algo", y cómo, paradójicamente, con lo que era aparentemente "poco" puedes hacer y tener más que suficiente.
Cómo puedes extrañar hasta lo que parecía tan simple y cotidiano, cómo lo que quizá creíste prescindible, no "tan" importante, e insignificante, cobró color y valor ante ti, de nuevo.
Cómo la proximidad, la calidez de abrazar, besar, estrechar una mano, de compartir, reunirnos, vernos, te es necesario.
Porque te estás dando cuenta de que la fe, el amor, y la salud, representan lo verdaderamente sustancial en esta vida.
Al igual que la solidaridad, humanidad, empatía y preocupación por el bienestar de "los otros". De esos "otros" que resultaron no ser tan distintos a "los nuestros", ni a nosotros mismos, como creíamos.
Esto que estamos experimentando, sin duda, nos está tratando de dirigir a un camino hacia un nuevo nivel de aprendizaje y crecimiento.
La cuestión es, ¿entre controlar y crecer, qué vas a elegir? ¿Entre resistirte y aprender, qué vas a elegir?
Piénsalo bien...Tú escogiste tu casa.
Entonces, que la vida te imponga quedarte en ella, ¿te incomoda? ¿Te resulta una especie de "castigo"? ¿Te obstina?
¿Por qué? A caso, ¿no te gusta la casa que has elegido?
Y, antes de que me digas, (si es que es tu caso): "es que yo no elegí esto que está pasando y, menos cómo está pasando", "no elegí estar aquí, o así", "es que no estoy en mi casa/ esta no es mi casa".
Permíteme decirte que...
-Tú eres tu casa.
-Los pensamientos que rondan por tu mente son tu casa.
-Tu cuerpo, tu relación con él, tu consciencia sobre cómo lo tratas, nutres, juzgas aceptas, o amas, y, hasta, cómo le hablas, es decir...
-Tu verbo, también es tu casa.
-Los sentimientos que albergas en tu corazón son tu casa.
-Tu familia, tu "tribu" es tu casa.
-Tu pareja es tu casa.
-Tu "soledad", incluso, es tu casa.
-Tus acciones, son tu casa.
-Tus decisiones, todo lo que has elegido hasta ahora es tu casa.
El mundo en el que vives y todo lo que en el experimentas ha sido tu elección, es lo que has creado.
¿Qué pasó? ¿No te gusta?
Esta situación la estás atravesando en determinado contexto y en determinada forma porque es justo así cómo debe ser.
Tu casa es mucho más que un lugar. Mucho más que un punto específico en el mapa, que cuatro paredes y un techo, que un límite geográfico, o una nación. Tú casa es algo mucho más allá, algo más adentro, más profundo.
Durante la cuarentena, permítete dar tantas vueltas sean necesarias por tu casa. Permítete volver a la raíz, permítete quedarte en casa.
-Ultra Violeta-
Comentarios
Publicar un comentario